Averío

Artista: Darwin Guerrero / Ecuador
Curador: Hernán Pacurucu / Ecuador Espacio: La Molinera, Antofagasta

En el Parque Brasil de Antofagasta existieron alguna vez unos balancines de patitos diseñados por el arquitecto Jorge Tarbuskovic. Eran formas flotantes, sencillas y amables, que ofrecían a la infancia un lugar para el juego, el descanso, la pausa. Con el tiempo desaparecieron, y en su lugar llegaron otros: más grandes, caricaturescos, menos sutiles. Aparentemente cumplían el mismo propósito, pero algo esencial se perdió. Esta obra nace de esa pérdida silenciosa, la sustitución de lo simbólico por lo funcional, del gesto poético por el objeto útil. 

La instalación presenta una bandada de patitos imposibles. No se mecen, no responden, no consuelan. Están heridos, descompuestos, desprovistos de propósito. Parecen juguetes, pero no invitan al juego. Son cuerpos detenidos en el umbral entre lo tierno y lo siniestro, lo reconocible y lo extraño. En su quietud absurda resuenan preguntas que nos inquietan: ¿qué infancia estamos fabricando?, ¿qué vínculos se han perdido?, ¿qué cuerpo se espera del niño en esta era del algoritmo? 

En diálogo con el concepto curatorial Ecosistemas oscuros, estos patitos no sobreviven bajo tierra, sino en la superficie. Mudos pero elocuentes, deformes pero vivos. Son ruinas de un tiempo donde el juego era un derecho y no una interfaz. No denuncian, no idealizan, pero resisten. En su inutilidad obstinada, se aferran a una memoria corporal: la de un cuerpo que alguna vez se meció suavemente al ritmo del viento.

La participación de Darwin Guerrero cuenta con el apoyo de la Bienal de Cuenca.

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