CONVOCATORIA NACIONAL

BIENAL

La Bienal de Arte Contemporáneo SACO invita a artistas visuales, chilenos o no chilenos, con residencia permanente en Chile, a participar en el llamado para exponer en SACO1.1 Golpe.

El creador seleccionado contará con diez días de residencia en Antofagasta para la materialización y montaje de su obra. Además de inaugurar en la bienal y participar en las actividades oficiales de SACO, el artista será invitado a un viaje de contextualización del territorio, hacia San Pedro de Atacama.


APERTURA / 30 MARZO
CIERRE / 07 MAYO

PERÍODO DE RESIDENCIA / 20 DE JUNIO AL 2 DE JULIO

Instauramos leyes, construimos normas, firmamos tratados. Marcamos con reglas zonas limítrofes de la cancha para domar la bestia que llevamos dentro, pensando que esta vez no se nos escapará. Mi libertad termina donde empieza la tuya, dicen. El refrán nos recuerda que la soberanía del espacio propio es sagrada, pero en el caso de nuestra especie el lobo y la oveja, el opresor y la víctima, conviven en el mismo cuerpo, sea del individuo, de la familia o del país.

Somos un animal extremadamente violento, al cual le gusta mirar sangre en la pantalla; son rituales cotidianos de películas y noticias que activan procesos de mímesis permitiendo seguir saludando al vecino. Nos hemos autoproclamado una especie pensante, pero la bestia de vez en cuanto se escapa, como ha sucedido en Chile hace medio siglo, o está pasando en Ucrania. Por la razón o la fuerza es el lema del escudo chileno, que a 50 años después del golpe militar sigue validando por igual ambos caminos para lograr los objetivos definidos por el Poder: la retórica y el fusil. El deseo de imponer por la fuerza nuestro guión, a toda costa, nos lleva constantemente a cometer una barbarie. Somos salvajes que habitan cavernas urbanas, mostrando dientes a otras tribus por redes sociales.

Hoy hay golpes invisibles. Asépticos, sin sangre, sin rostro del enemigo. Cae cualquiera. En medios de comunicación y redes sociales somos testigos de atentados tanto contra figuras públicas, como ex parejas y desconocidos. La levedad de acusaciones destructivas que agarran vuelo sin necesidad de ser comprobadas, nos hace recordar las escenas de lapidación de las brujas en las plazas del Medievo. Ahora tu poder no se mide en el tamaño de las piedras que puedas tirar, sino en la cantidad de seguidores y likes. Pero, aunque las herramientas de flagelación son virtuales, los daños no son menos reales que hace mil años.

¿Era la manzana del Génesis la causa de la primera rebelión? El gesto de desobediencia conduce a la pérdida de la ingenuidad, inherente al proceso de maduración. El motín contra el orden viene entonces según la tradición occidental de parte de la mano femenina, cambiando para siempre con una mascada el estéril paraíso en una existencia de carne, voluntad y emoción. El precio de cada revolución es alto y los cambios irreversibles. Los efectos del conocimiento siempre conllevan sorpresas. Como el sabor de primera la manzana.

El golpe tampoco es el fin del mundo, aunque lo puede parecer para los que han sido intimidados. Después de levantarse viene un largo periodo de volver a la anhelada normalidad, lo que se representa en superar el trauma y buscar la justicia. Ambos procesos raramente resultan satisfactorios, pues sus energías operan en direcciones opuestas: el primero desea olvidar, mientras que el segundo promete no hacerlo nunca.

Frente a los golpes y terrorismos de Estados y dictadores, los pueblos cuentan con diversas estrategias de resistencia física y simbólica. En la primera pueden aportar solo los que están en el campo de batalla. En la segunda todos podemos participar. El espíritu de cada levantamiento se plasma en los lenguajes que los artistas consideren más adecuados para captar las ideas de la sociedad oprimida. La solidaridad tiene tanto formas de medicamentos como de poemas. No hay nación que no haya experimentado un terrorismo del poder, militar, racial o religioso. No importa qué tan lejos estemos físicamente de los que hoy resisten, la experiencia universal de ser víctima del golpe y la opresión, nos permite generar resonancia y crear para el otro.