Inquietudes del palacio son nueve objetos de arte, que -en una sola maleta- volaron 14 mil kilómetros hasta Villa Decius directo desde Chile para provocar, desequilibrar, traspasar patrones y expectativas, despertar ansiedad, dialogar con el espacio histórico, cuestionar y hacer preguntas sobre el pasado, el presente y lo que quedará después de nosotros.
Se trata de una especie de gesto artístico, un intento de establecer un diálogo con los visitantes de la exposición, sacarlos del papel de receptores pasivos del arte y cuestionar sus hábitos y expectativas estéticas. La exposición no es un producto prefabricado, sino que se ha propuesto en forma de ejercicio mental, cuya idea principal es desarrollar nuevas formas de construir el contacto entre el patrimonio y la sociedad contemporánea. El público se presenta aquí en una situación inusual y provocadora, que requiere un esfuerzo de interpretación, tanto de las obras, como del contexto que crean.
Inquietudes del palacio es una invitación a reinterpretar el espacio histórico de Villa Decius y su entorno inmediato. El resultado del trabajo de la artista es una exposición site-specific. La acción se centra en el patrimonio histórico asociado al complejo de palacio y parque de Villa Decius en Cracovia (Polonia), fundado en el siglo XVI. Haciendo referencia a los espacios existentes e históricos que evocan la historia de las familias ilustres que han sido propietarias de la Villa a lo largo de los siglos, Dagmara Wyskiel construye, y al mismo tiempo presenta contextos históricos, culturales y ambientales más amplios sobre los aspectos más importantes relacionados con el patrimonio de este lugar.
El resultado de la interpretación creativa de Wyskiel es una serie de obras dispuestas en varios espacios de la histórica Villa Decius, que remiten a la colección existente (al menos manteniendo sus dimensiones originales), y al mismo tiempo reemplazan sus elementos. Aparecen en los mismos lugares, pero están hechos de materiales distintos, no evidentes, y al mismo tiempo, sorprendentes: plásticos transparentes o translúcidos, fugaces y desechables, que introducen una estética completamente diferente. A través de esta elección consciente de la materia, la artista enfatiza el contraste formal entre obras de valor histórico, que se suponían duraderas y hechas con materiales de alta calidad, con métodos de producción contemporáneos y no permanentes, el mundo que nos rodea y su entorno dominante. La exposición introduce un material barato, artificial, incluso “no expositivo”, que entra en diálogo, por ejemplo, con el terciopelo granate que decora los interiores.
En sus obras la autora utiliza, entre otras cosas, dibujos técnicos hechos a mano que se salvaron de una mina abandonada y cerrada en Chile. El uso de tales elementos en las instalaciones evoca el patrimonio industrial, por un lado, modificado por sucesivas transformaciones, y por otro lado, adquiere una dimensión cada vez más valiosa, ganando un papel completamente nuevo, tanto en el arte como en la conciencia social.
Dentro de la exposición y durante las actividades que la acompañan, también se utilizan dos objetos esféricos -bolas de diferentes dimensiones- colocados dentro y fuera del edificio de tal manera que se correspondan visualmente entre sí. Esfera es un concepto abierto a múltiples interpretaciones, y la tarea de estos objetos es crear una amplia gama de asociaciones para los destinatarios en diferentes niveles de percepción: desde el juego, el movimiento, la energía cinética, hasta el poder, la concentración o la jerarquía.
La intervención artística preparada por Dagmara, según la suposición de la autora, tiene una dimensión interpretativa amplia y multinivel. Es sobre todo una invitación a la búsqueda, una llamada a que cada uno de los destinatarios encuentre su propia perspectiva en el espacio expositivo. Las instalaciones hechas de plástico hacen reflexionar a los espectadores y participantes sobre temas relacionados con la protección del medio ambiente, la degradación del planeta y sus recursos materiales, y les preguntan qué es de mayor valor para ellos: la realidad temporal y fugaz o las soluciones permanentes y atemporales.
La naturaleza de la exposición también permite una mirada multifacética al papel del arte. Partiendo de la potencialidad histórica del lugar, que es Villa Decius, suscita la necesidad de autorreflexión y de profundización del conocimiento patrimonial, e incita a entablar el diálogo entre tradición y modernidad. El objetivo de la autora es provocar nuevas formas de pensar el patrimonio, y sus obras involucran al público en la participación de su intervención.
La exposición se presenta en Villa Decius del 30 de junio al 7 de agosto de 2022.
Comisario: Bogdan Achimescu
Texto de comunicaciones Villa Decius
Imágenes de la inauguración y taller realizado por Dagmara.