Las memorias de un artista japonés en el desierto de Atacama

El artista, arquitecto y poeta japonés Kotoaki Asano, fue uno de los participantes de la exposición Destino, realizada en el marco de SACO9 en 2020.

A pesar del difícil contexto que vivíamos en esa oportunidad, Kotoaki concretó la hazaña de viajar con varios kilos de arena de las playas de su país a Chile, para realizar la obra que montó en el Sitio Cero del Puerto de Antofagasta, travesía que dejó más de una anécdota por el “misterioso” contenido de su equipaje al llegar al aeropuerto de Santiago.

Durante casi dos semanas, el artista compartió con los invitados y el equipo de SACO una experiencia que lo marcó y de la cual escribió un relato que resume los recuerdos de este viaje. Aquí, compartimos algunas páginas de ese escrito, compuestas por las observaciones, vivencias y emociones de Kotoaki.

 


 

Cuando llegué a Antofagasta y al Festival SACO, estaba muy impresionado.

Sentí en ISLA un ambiente libre, divertido y muy creativo. Además, me sorprendió que SACO fuera operado por un pequeño grupo de profesionales muy talentosos. Percibí un entorno maravilloso para un evento que combinaba milagrosamente amabilidad y rigor, libertad y disciplina.

Creo que solo Japón utiliza el japonés como idioma oficial. Sin embargo, el español se habla en muchos países y personas de diversas nacionalidades pueden conversar entre sí. Sentí la “internacionalidad” y el respeto desde el fondo de mi corazón. No hay duda de que tendré que estudiar más inglés y español, pero estoy agradecido de la ayuda de los demás invitados y del equipo, lo que logró que la comunicación entre todos haya sido posible.

 

ISLA

Un espacio muy agradable con un claro contraste de luces y sombras. Especialmente el patio interior, cubierto con una carpa, lo que lo convertía en un lugar muy refrescante, abierto y tranquilo. En Japón llueve con frecuencia, así que no creo que sea posible crear algo así. 

El edificio no es grande, pero sentí que cada uno de sus espacios era muy cómodo, apropiado y atractivo. 

“ISLA” es una palabra hermosa. Cuando me di cuenta de su doble significado, quedé muy impresionado con el concepto, que era perfecto para ese lugar, pues ahí había una coexistencia de “tranquilidad”, donde la gente podía pensar profundamente, y “vivacidad” donde siempre podíamos hablar entre nosotros.

 

Sobre la obra de arte

En cuanto a las obras expuestas en el Sitio Cero, las siete tenían una amplia gama de variaciones y creo que los artistas pudieron coexistir en un solo lugar con respeto mutuo.

También sentí que fue muy bueno que los vínculos que se generaron tenían un sentido de cooperación, en lugar de uno de competencia.

Respecto de mi trabajo, al llegar a Antofagasta, me di cuenta que la luz era más fuerte de lo que había imaginado y varias cosas se veían demasiado vívidas. En ese sentido, sentí que mi trabajo era monocromático e insatisfactorio. Sin embargo, después me di cuenta de las ricas variaciones de las siete obras, todas ellas muy conscientes del color del cielo y del aire de fondo, coloridas, algunas que tenían como tema el sonido y obras que, como yo, estaban destinadas a ser tocadas más que vistas.

También me alegró mucho que las obras fueran tratadas con mucho cuidado y que aparecieran repetidamente en fotografías, videos e informes en el sitio web de SACO.

 

Clima de Chile

En Antofagasta, cerca del Trópico de Capricornio, el sol ciertamente era duro. Sin embargo, el aire era refrescante, las noches frías (especialmente en el desierto), y en general me sorprendí por el agradable clima.

¿Fue a principios de verano cuando estuve en Antofagasta? La luz del sol estaba muy caliente, pero la brisa me rodeaba inesperadamente cuando estaba a la sombra. Y nunca olvidaré la vista del mar azul y los grandes barcos atravesando el océano.

De regreso a Japón, compré un libro de fotos sobre Chile como recuerdo en el aeropuerto de Santiago. Una vez más me di cuenta de que Chile tiene una naturaleza diversa y abundante porque es larga de norte a sur.

En el desierto de Atacama vi el poder abrumador de la naturaleza. En las ruinas del desierto, el contraste entre las actividades humanas y la naturaleza me dejó una fuerte impresión.

El desierto se acercaba al mar. Era una escena de ensueño, un colorido paisaje urbano entre el desierto marrón amarillento y el mar azul.

 

El paisaje urbano

Diseño arquitectura, por lo que estaba muy interesado en el paisaje urbano de Antofagasta.

Es difícil dar mi impresión honesta porque me dijeron que las viviendas en las laderas de los cerros eran áreas ilegales. Sin embargo, sentí que el paisaje urbano era muy hermoso. Se apilan cajas pequeñas y cada caja se envuelve en su propio color y material. Este paisaje fue profundamente memorable para mí. Me gustaría usar estos recuerdos como inspiración para mi diseño arquitectónico.

En el territorio de la ciudad cerca del mar, me encontré con paisajes urbanos impresionantes. Por ejemplo, había varios apartamentos con forma de cajas estrechas. Su apariencia concisa también me dio una fuerte inspiración.

Dagmara-san me explicó la asombrosa arquitectura modernista que podíamos ver [el edificio Curvo] y que tenía la forma de un gran biombo. Mi habilidad en inglés no fue suficiente para entender la explicación, pero la construcción me dejó impresionado.

 

Desierto de Atacama

No hace falta decir que el tiempo que pasé en el desierto de Atacama fue una experiencia inolvidable e invaluable. El autobús avanzaba como si fuera un viaje sin fin. Nunca olvidaré la transparencia y profundidad de la noche del desierto que sentí al bajar del autobús.

 

Resumí algunas sensaciones y experiencias en una lista:

<Hotel en el desierto>

Momento animado, íntimo y especial en un hotel en el desierto.

Danza tradicional especial.

 

<Gran desierto inconmensurable>

Un mundo monocromático que dura para siempre.

Los viejos signos y rastros de la humanidad.

Ruinas, como evidencia de confrontación con el desierto.

 

<Hermosa naturaleza>

Frío inesperado por la noche.

Cielo despejado y estrellas fugaces.

 

Hermoso tiempo en un pueblo cercano

Pasé un tiempo maravilloso en un hotel cerca de un pueblo en el desierto.

El colorido pueblo en el desierto era alucinante. Las casas lucían diferentes colores como si estuvieran compitiendo entre sí. Me llamó la atención que hubiera una pequeña iglesia en medio del lugar y el taller para niños que algunos de mis amigos artistas hicieron en una pequeña escuela. Fue maravilloso escuchar el canto de los pájaros en el gimnasio arrasado por el viento.

  

Muchas cruces en el desierto

Cuando el autobús partió de Antofagasta al desierto, sentí que me adentraba en un mundo que nunca antes había experimentado.

Hasta que llegamos al museo instalado en las ruinas de Chacabuco, el sol todavía estaba alto. El paisaje era cálido y brillante. El mundo estaba lleno de reflejos. Pero cuando terminamos el recorrido y entramos en el crepúsculo cada vez más oscuro, el mundo parecía envuelto en una misteriosa transparencia.

Incluso después de la puesta del sol, el brillo del cielo pareció permanecer durante mucho tiempo. Todavía puedo recordar claramente la misteriosa sensación de deslizarme por el mundo como si me deslizara sobre hielo.

Cuando entramos al desierto de Atacama, vi muchas iglesias pequeñas al costado de la carretera. En el camino, a menudo vi las mismas pequeñas capillas como modelos en miniatura, que tenían la forma de una casa muy pequeña y cruces en la cabeza.

 

¿Es una oración a Dios o un duelo por el difunto? Fue una vista impactante.

 

Fotografías: Kotoaki Asano

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