Artista: Santiago Vélez (Colombia)
Espacio: Parque Cultural Ruinas de Huanchaca
Nuestra contemporaneidad está en jaque. La arbitrariedad del consumo, las ambiciones de poder y la desmesurada necesidad de controlarlo todo, nos han sumido al borde de un colapso climático que cada vez nos alerta con la cuenta atrás de un reloj al que cada vez le quedan menos horas que contar.
Las modificaciones geográficas que amoldaron la tierra al punto en el que la ha conocido la humanidad entera, se debate contra las colisiones impuestas por el desgaste desmesurado de un planeta al que no le caben más saqueos. Mucho menos tanto desperdicio que ya no sabe cómo acomodarse en los océanos, en las montañas o en los desiertos, que día tras día modifican su paisaje originario de miles de años por otro impuesto por toneladas de desechos que le dan una nueva forma y realidad.El desierto, en sí mismo, es un cúmulo de acontecimientos aleatorios que lo constituyen como un espacio milenario que lo ha vivido todo, que lo ha sentido todo. La memoria del desierto es una apuesta por recobrar, por un periodo de tiempo, una memoria de lo que allí pudo ser. Para el de Atacama, el agua del océano que lo cubrió o de los ríos que lo surcaron en el trasegar del tiempo, se presenta aquí como un hilo tenue que más que mojar, refleja el entorno, configura el espacio y adecúa la presencia del visitante a su imagen inserta en un paisaje que, si seguimos así, desaparecerá no solo geográficamente sino también en el imaginario de aquellos que, obstinados, quieran recordarlo.
La participación de Santiago en SACO1.1 cuenta con el cofinanciamiento de la Fundación Viajelogía (Colombia).