Hasta el 14 de septiembre, de norte a sur, obras de 72 artistas invitan a reflexionar sobre la violencia en la tradicional cita bianual con el arte contemporáneo.
Desde la puerta norte de Antofagasta, en La Chimba, en un recorrido por el barrio histórico y hasta el sector sur de la ciudad, la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo SACO1.1 Golpe, invita a visitar 28 exposiciones. Así, la ciudad, que posee pocos espacios expositivos formales, se convierte en una gran plataforma abierta, un museo sin museo que invita a apreciar el arte en espacios tan inéditos como el techo de un edificio, pasillos o murallas en el centro.
SACO está presente en los principales puntos de la ciudad y referentes patrimoniales, con un completo circuito de exposiciones. Comenzando por el norte, en el cruce de avenida Edmundo Pérez Zujovic con Oficina Ausonia, se aprecia en la vía pública la intervención Redacciones territoriales del artista visual João Paulo Racy (Brasil), quien dio un nuevo uso a las paletas publicitarias en desuso del sector, con frases escritas en blanco sobre fondo negro que hablan del territorio y proponen una relectura de la historia. La obra cuenta con una extensión, esta vez como bandera en uno de los mástiles del Parque Cultural Ruinas de Huanchaca, en el sur de la ciudad.
Avanzando hacia el centro de Antofagasta, se encuentra uno de los puntos de exhibición inéditos de este año. Se trata de Espacio Urbano, centro comercial en donde Jan van Oordt (Suiza), se toma una tienda en construcción y sorprende con la instalación artística, Esquemas, obra realizada con materiales de construcción desechados e inspirada en el paisaje azotado por el extractivismo industrial.
Patrimonio y arte contemporáneo
En uno de los asentamientos más antiguos, conocido como Barrio Estación, en el Sitio de memoria, ex centro clandestino de detención política, secuestro y tortura Providencia, nos encontramos con Última huella de Claudio Pérez (Chile), quien recopila la mayor cantidad de fotografías de Detenidos Desaparecidos en una propuesta experimental que plantea: ¿Qué hacer con aquellos Detenidos Desaparecidos que no tienen retrato?. En el mismo espacio, Una red: Arte postal en América Latina y Europa del Este 1970-1980, selección de 36 artistas bajo la curatoria de Marcio Harum (Brasil) invita a conocer la memoria política y trabajo de los participantes de la red.
El recorrido continúa en el barrio histórico en tres espacios patrimoniales: Muelle Histórico Melbourne Clark, Biblioteca Regional y Museo de Antofagasta. Al iniciar el circuito en el muelle, la exposición Golpe y PAŦRIA, ofrece obras que relatan pasajes comunes de la historia latinoamericana.
En la Biblioteca Regional, Las sombras de la historia nunca nos abandonarán de Michał Smandek (Polonia), recibe al público en el acceso en un encuentro con nuestro propio reflejo, mientras que en la Sala Mezanina, se expone F = ma de Paz Escandón (Chile) que nos enfrenta con la violencia de las colisiones en la vía pública. En el segundo piso encontramos también Trasladar un río de Julio Urbina (Perú), obra visual que recoge imágenes de la performance que el artista realizó movido por la violencia de los límites geopolíticos.
El Museo de Antofagasta se suma a este circuito y acoge la obra de Guillermo Vezzosi (Argentina), Un cielo una sola estrella, obra que evidencia la contaminación lumínica que afecta al territorio. A pocas cuadras de la plaza Colón, el Instituto Profesional AIEP y sus muros exhiben la obra Santitas, del artista Christian Lanza (Bolivia), secuencia fotográfica que invita a reflexionar sobre la permanente construcción y derrumbe de lo sagrado en nuestras convicciones. En la terraza del mismo recinto, Hola oscuridad, mi vieja amiga, de los artistas Alicja Panasiewicz & Adam Panasiewicz (Polonia), nos habla de la naturaleza de los elementos y la biología molecular, como al cosmos, con sus ciencias y sus creencias.
También en el casco central, las calles se vuelven galerías en una invitación a apreciar las intervenciones de Pedro Vaz (Portugal), Punto de contacto, quien captura en los muros del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), Liceo Marta Narea Díaz e Instituto Nacional del Deporte (IND), lo absoluto del desierto de Atacama, los volcanes y las montañas.
Avanzando hacia el sur, Espacio FITZA conecta con Europa del este y la exposición de la artista Zinaida (Ucrania), La corona nupcial. Su obra visual es un relato etnográfico que toca raíces de las tradiciones del lejano país.
Vinculación con la comunidad
En el barrio Brasil, pulmón verde de Antofagasta, la sala de arte de Fundación Minera Escondida alberga la muestra ArchivoSACO, una línea de tiempo que recopila el trabajo de la bienal mediante imágenes y libros curatoriales de ediciones anteriores. Además de la exposición Cuerpo antiguo y eterno, compuesta por las obras: Campo corporal, de Nikolett Balázs (Hungría) y Cuerpos eternos de Štefan Papčo (Eslovaquia). Ambos artistas nos hablan sobre distintos tipos de memoria, la humana y la social.
Continuando la ruta, en el Salón Chela Lira de la Universidad Católica del Norte se exhibe Mi grito: Violencia a través de la mirada de los jóvenes, creada por estudiantes de enseñanza media de The Antofagasta British School, tras un proceso pedagógico guiado por miss Drina Orchard y el apoyo curatorial de la directora de la Bienal, Dagmara Wyskiel. En total son 50 obras sobre la violencia en distintos formatos que sorprenden al público por su coherencia con la realidad que vive la juventud.
Por su parte, el Parque Cultural Ruinas de Huanchaca sorprende con un circuito abierto, con ocho obras mediadas por un guía que relata las motivaciones de los artistas y los conceptos de cada obra que ahí se exhiben. Mientras que en el punto expositivo más al sur de la bienal, en el Museo del Mar de la Universidad de Antofagasta, se exhibe Antes del aire hubo agua, de Penelope Cain (Australia), pieza audiovisual que refleja la incompatibilidad entre los intereses mineros y los medioambientales, donde paradójicamente la extracción de este metal promete un futuro climáticamente neutro.
Como es tradición, SACO extiende su alcance por el territorio y mantiene abierto su circuito en San Pedro de Atacama en Fundación Minera Escondida (Gustavo Le Paige 527) con Atlas de una historia del arte de Camila Lucero (Chile/Suiza), una serie de diapositivas, cada una compuesta por una pátina de tinta negra sobre la transparencia, en una nueva forma de arqueología, mediante un proceso de destrucción/recomposición. En el mismo espacio, se expone Trabajo de campo: al otro lado del vestigio, de Roxana Ramos (Argentina), resultado de un proyecto de investigación y creación, iniciado en la residencia de arte y arqueología que organizó la Bienal SACO1.1 en 2022, y continuado de manera colaborativa en Argentina.
Toda la información de las exposiciones gratuitas que permanecen abiertas hasta el 14 de septiembre en www.bienalsaco.com