Por Alejandra Villasmil
Desde la mirada extranjera, Chile es un angosto y largo país circunscrito por los bordes del Pacífico y la Cordillera de los Andes, una ubicación geográfica privilegiada que a sus habitantes regala exuberantes y contrastantes paisajes, en los que se esconden codiciados tesoros naturales presos de políticas extractivistas. Un país poseedor, también, de una riqueza cultural, ancestral y contemporánea, todavía a ser explorada y puesta en valor.
Es en este contexto en el que se desarrolla Resonancias, programa de residencias artísticas que se extiende al norte y centro del país, organizado por el Goethe-Institut Chile y el Instituto Francés de Chile, y mediante el cual cinco duplas, integradas cada una por un/a artista de Alemania y un/a de Francia, desarrollarán este año investigaciones de campo centradas en problemáticas socio-políticas, ecológicas y culturales locales.
Tras retrasos debido a la pandemia global, Resonancias inició este mes de marzo con la llegada a territorio chileno del primer dúo de artistas seleccionado tras una convocatoria abierta lanzada en 2020, y que recibió más de 50 proyectos.
Lo/as diez artistas del proyecto Resonancias trabajarán sobre asuntos relacionados con el territorio -entendido como ecosistema natural y cultural y también como espacio de lucha social y conflictos geopolíticos-, así como con las relaciones entre arte y ciencia, medioambiente y artivismo, justicia y participación ciudadana y comunitaria.
Las duplas llevarán a cabo sus residencias de un mes en los cuatro espacios asociados a esta alianza, seleccionados acorde al perfil y líneas programáticas de cada uno: ISLA/SACO, en Antofagasta; NAVE, en Santiago; Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV); y B.A.S.E./Tsonami Arte Sonoro, en Valparaíso.
Se trata de “espacios altamente capacitados, con mucha experiencia en cuanto a residencias artísticas en Chile, operando desde diversas regiones”, señala el director del Goethe-Institut Chile, Christoph Bertrams.
Los proyectos seleccionados para Resonancias son Día y Noche, de Michael Hirschbichler y Guillaume Othenin-Girard, quienes trabajarán en ISLA/SACO; Futuro – Ficción, de Cécile Bally y Emma Tricard, que desarrollarán su residencia en NAVE; Líneas de fuga, de Jimena Royo-Letelier y Jasmina Al-Qaisi, en B.A.S.E. Tsonami; Casa propia, de Marie Bovo y Piotr Zamojski, en los espacios de FIFV; y Caídas del cielo. Materia, espacio y territorio en Atacama: entrar en resonancia con el desierto, de Rafi Martin y Julika Mayer, en ISLA/SACO en alianza con NAVE.
Compartir con la diferencia para comprender nuestra propia identidad
Los proyectos artísticos de Resonancias destacan por su aproximación interdisciplinaria, en tanto vinculan las artes visuales, escénicas, sonoras, mediales y audiovisuales con otros campos del conocimiento, como la astronomía, la etnografía, la geología, la arqueología, la antropología, e incluso el turismo. El objetivo es crear comunidad entre un diverso espectro de especialistas y agentes locales.
“Resonancias busca borrar fronteras y potenciar la interdisciplinariedad, que es algo que siempre ha sido nuestro propósito, porque la práctica de la fotografía, por defecto, es muy individual”, dice Rodrigo Gómez Rovira, director del FIFV. “Este es un ejercicio que es sumamente necesario y contemporáneo, un desafío que no es solamente artístico, sino que se enmarca en una dinámica sistémica, articulada por movimientos migratorios, importantes cambios sociales y reflexión de la propia identidad”.
Tras la revuelta social del 18 de octubre de 2019, los organizadores puntualizaron la necesidad de que las residencias reflexionaran en torno a las problemáticas sociopolíticas de diferentes regiones de Chile, estableciendo para ello relaciones empáticas y situadas a través de un trabajo de campo inmersivo con diversas comunidades, ya sean artísticas, científicas, académicas o sociales.
“Resonancias justamente inicia como un programa para dar visibilidad y entendimiento global, desde la práctica artística, a los fenómenos sociales y políticos que inician con la revuelta social de octubre en Chile. La intención era que estas duplas de artistas ‘resonaran’ con sus trabajos e investigaciones con las problemáticas actuales en el país. Durante la convocatoria surgió la pandemia, lo que nos llevó a integrar también el nuevo contexto mundial”, explica María José Cifuentes, directora de NAVE.
Como anfitriones, los espacios asociados brindarán a los/as residentes alojamiento y un lugar de trabajo para el desarrollo de su investigación, además de liderar su conexión con la escena artística y las comunidades locales y apoyar en la producción de actividades relativas a la residencia, contando para ello con un presupuesto aportado por las dos instituciones organizadoras y gracias al apoyo del Fondo cultural franco alemán desde Europa.
“Uno de los aspectos más importantes de esta residencia es la colaboración que, más allá del Goethe-Institut y el Instituto Francés, se da con los espacios asociados. Ellos son los que introducen a Chile a estas duplas, no solo desde el punto de vista cultural, sino sociológico. Por eso, para nosotros, los socios son casi lo más importante”, dice Christoph Bertrams.
El Goethe-Institut Chile ya tiene un terreno abonado en cuanto a residencias artísticas en Chile. En el 2020, realizaron siete dentro del Programa de Investigación Artística Magallanes, con sede en Punta Arenas -al sur del país-, coordinadas por el Área de Extensión de la Universidad de Magallanes.
Por otra parte, el Instituto Francés de Chile y el Goethe-Institut Chile cuentan desde 2013 con un amplio historial de convenios culturales bilaterales, cuatro de ellos beneficiados por el Fondo cultural Franco-Alemán para concretar el programa Migr’Artes (2017-2018) y, ahora, Resonancias.
La cooperación entre ambos países también se ha materializado a través de otros proyectos, como el Festival de Jazz ChilEuropa, el Encuentro de Dramaturgia Europea Contemporánea (EDEC), o el Festival de Cine Europeo.
Resonancias da continuidad a esta sinergia entre Alemania y Francia -aún en medio de lo que supone la crisis sanitaria global- para la proyección de sus artistas en el extranjero. La postergación de las residencias debido a la pandemia implicó que ambas instituciones establecieran una comunicación regular y fluida con los socios y artistas, a fin de mantener la motivación y el compromiso de cada uno, según cuenta Victoria Larraín, agregada cultural del Instituto Francés de Chile.
“Incluso con la llegada de la pandemia, tenemos en marcha la primera edición de Resonancias, y ya se programa una segunda edición, aun cuando no están a la vista los resultados. Esto es una muy buena señal de aprobación y de la importancia de continuar con este tipo de colaboraciones por parte de las representaciones culturales”, agrega Christoph Bertrams.
Escuchar como gesto de receptividad y atención
La primera residencia de Resonancias comenzó el pasado 5 de marzo y se extenderá hasta el 2 de abril en B.A.S.E Tsonami, una instancia de investigación y creación artística con sede en Valparaíso centrada en la búsqueda de relaciones entre arte, sonido, territorio y comunidad, con el objetivo de generar obras-procesos flexibles que se retroalimentan con las lógicas de la ciudad.
La aproximación de Tsonami a las residencias artísticas se basa en la creación honesta, abierta a cambios y fracasos sustentados en metodologías abiertas y desprejuiciadas, a partir de diversas formas de interacción: humanas, geográficas, desde la observación, la acción y/o el registro.
Si bien hoy más que nunca, en plena pandemia, lo impredecible ha sido parte de iniciativas como Tsonami, para su encargado de residencias y asistente de dirección, Pablo Saavedra, los procesos están por encima de los resultados.
“Una gran parte de este proceso son las relaciones humanas que conlleva el trabajo, y si podemos garantizar o poner a disposición nuestras herramientas para que eso suceda, para que esas relaciones se den, no necesitamos grandes resultados”.
Para Resonancias, reciben a Jimena Royo-Letelier (chileno-española, reside en París, Francia) y Jasmina Al-Qaisi (rumana, reside en Halle, Alemania), con su proyecto Líneas de fuga, una investigación sonora y relacional sobre la realidad de personas privadas de libertad, y que se desplegará a través de talleres, un programa de radio y acciones en el espacio público.
Hay un punto en el mapa donde se cruzan las ideas y donde el desierto cobija tu peregrinaje de creación
Chile como una estrecha franja entre el Pacífico y Los Andes, con aridez extrema al norte y abundante humedad al sur. En su polaridad norteña, el Desierto de Atacama es rico en minerales. El producto de su desenfrenada extracción es el combustible de la economía no solo regional, sino nacional desde hace siglos.
Esta es solo una de las muchas características con las que se enfrentarán lo/as participantes de la residencia en esta región del país, base de operaciones del Festival de Arte Contemporáneo SACO, que a partir de este año se convierte en Bienal.
En sus espacios en Antofagasta funciona ISLA, residencia de investigación y creación por la que han pasado decenas de artistas, curadores y gestores internacionales. Desde allí, los artistas Michael Hirschbichler y Guillaume Othenin-Girard, guiados por la directora de SACO, Dagmara Wyskiel, y su equipo, recorrerán el desierto más árido del planeta, se vincularán con sus habitantes, y conocerán la historia y el actual estado del panorama geológico nacional a través de una alianza con la Escuela de Geología de la Universidad Católica del Norte (UCN), una de las más importantes del país.
“En esta residencia, así como en todos los proyectos de SACO, creemos en derrumbar el aislamiento de las áreas del saber para, coherentemente, con el mundo contemporáneo, ir cruzando la creatividad conceptual con la astronomía, la profundidad de la imagen con la arqueología y, por qué no, las reflexiones existenciales con la minería”, señala Dagmara Wyskiel.
El trabajo de SACO con Michael Hirschbichler y Guillaume Othenin-Girard ya comenzó: los artistas se han contactado vía online con Guillermo Chong, Premio Nacional de Ciencia y catedrático de la Escuela de Geología de la UCN, han realizado viajes virtuales de acercamiento al desierto, y han recibido material académico sobre temáticas de su interés.
La residencia presencial de ambos artistas se realizará entre el 15 de julio y el 12 agosto de 2021, y se espera que los resultados se expongan a fines de año en la Bienal 1.0 SACO, titulada Aluvión.
Los meteoritos son el cielo que desciende a la tierra
SACO, en alianza con NAVE, recibirán entre el 29 junio y el 24 julio a Rafi Martin y Julika Mayer, antropólogo/as-marionetistas con práctica enfocada en artes y ciencias. Ambes se conocieron en la HMDK (Hochschule für Musik und Darstellende Kunst) en Stuttgart (Alemania), y desde entonces han compartido diferentes procesos creativos en artes escénicas.
Su proyecto, Caídas del cielo. Materia, espacio y territorio en Atacama: entrar en resonancia con el desierto, vincula danza, marionetas y antropología -o la proyección relacional entre el cuerpo y la caída de meteoritos-, a través de una puesta en escena que involucra la manipulación de títeres.
NAVE y SACO, si bien ya tienen un historial conjunto de colaboraciones que data del 2018, es la primera vez que gracias a este programa pueden concretar una nueva metodología de trabajo colaborativo donde ambos espacios centran su atención en el acompañamiento de la dupla. En este caso Julika y Rafi, no solo estarán en ambos espacios, sino que durante todo el proceso los equipos de SACO y NAVE estarán acompañando a los artistas en terreno. Puntualmente contarán con la presencia de ambas directoras de los espacios: María José Cifuentes viajará a Antofagasta para estar presente y lo mismo Dagmara Wyskiel, acompañará a la dupla en NAVE en Santiago.
Soñando con lo que no existe, alimentamos nuestro entendimiento de lo real
Desde su sede en Santiago, NAVE apoya procesos de investigación y creación vinculados a las áreas de la danza y las Artes Vivas (el cruce interdisciplinario entre performance, teatro, música y otras artes) con el fin de reflexionar en torno al quehacer del cuerpo y nuevos lenguajes transdisciplinarios. El espacio prioriza las residencias artísticas y los procesos creativos, así como instancias de apertura a la comunidad a través de laboratorios y apertura procesos que sirven como espacios de retroalimentación y de transmisión de conocimientos, lo que lo convierte en un socio idóneo para el proyecto Futuro – Ficción, de las artistas francesas Cécile Baily (reside en Berlín) y Emma Tricard (reside en Marsella).
“Cécile y Emma nos invitan a pensar sobre el futuro, justamente en momentos de distopía, y cuando la vida se vuelve ciencia ficción por medio de las pantallas, abordando conceptos en torno a la comunidad a partir del videojuego”, dice María José Cifuentes, directora ejecutiva y artística de NAVE.
Nadie podrá desalojarme / De esta casa / Juntos morderemos el polvo / Cuando llegue el momento de la demolición
Desde hace 10 años, el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV) convoca a autores internacionales a participar en procesos creativos y colaborativos para producir obra en la llamada ‘ciudad-puerto’ de Chile. A través de sus diversos programas, ha ido construyendo una mirada crítica y reflexiva en torno a la identidad de la comunidad local y sus huéspedes.
Trabajando a escala humana desde su espacio de residencias, la Casa Espacio Buenos Aires 824, recibe cada año a artistas extranjeros que trabajan en disciplinas como la imagen en movimiento, el sonido, el rescate de archivo, el traspaso de relatos o la escritura, con una apertura a la experimentación y la investigación in situ.
Como socio de Resonancias, el FIFV acogerá entre el 14 mayo y el 11 junio a los artistas Marie Bovo (reside en Marsella) y Piotr Zamojski (vive en Düsseldorf) con Casa Propia, una investigación donde se pondrán en relación los paisajes exteriores y reales con los paisajes interiores y más íntimos de las ciudades portuarias. Su propuesta tendrá como soportes la fotografía y el video, y como metodologías la recuperación de la riqueza y del tiempo arqueológico de los espacios abandonados, así como la escritura colectiva de cartas con la comunidad local.
“Resonancias es tanto una oportunidad para estos artistas de revelar elementos de entendimiento de lo que nos está pasando en Chile como país, como una oportunidad para nosotros como organización y como ciudad a través de esa mirada. Ese es el espíritu que define el concepto de las residencias artísticas”, concluye Rodrigo Gómez Rovira, director del FIFV.
Cooperación entre espacios
Resonancias es un proyecto singular al intercomunicar y potenciar los programas de residencias artísticas más experimentados y de proyección internacional en el Chile de hoy. Aun cuando -como señala Christoph Bertrams- los resultados de su primera edición están por verse, se puede afirmar desde ya que las conexiones establecidas entre organizadores y espacios, aun en medio de una crisis sanitaria global, están dando sus frutos.
Colaboraciones que madurarán con el tiempo, en la próxima cita de Resonancias 2021, y también de forma paralela, fuera de este programa de residencias, en virtud de la confluencia de intereses que ya se ha manifestado en conversaciones virtuales entre los socios en el transcurso de estos tiempos inciertos, donde la solidaridad, la correlación y las complicidades son más necesarias que nunca.
SACO, que cuenta con una sólida experiencia en colaboraciones internacionales a través de sus residencias artísticas desde el norte de Chile, destaca que Resonancias “ha sido pionero en el país tanto por el carácter multidisciplinario de sus socios, como por el profesionalismo y alcance internacional de la convocatoria y la difusión del proyecto”.
SACO y NAVE, en tanto, vienen cooperando programáticamente desde 2018, pero ahora es la primera vez, a través de Resonancias, que concretan una nueva metodología de trabajo colaborativo, donde ambos espacios centran su atención en el acompañamiento de los artistas en terreno.
“Hoy en Chile las residencias, y sobre todo los espacios y festivales que se dedican a ellas, no cuentan con apoyos del Estado, a pesar del rol fundamental que cumplimos dentro de la creación. Alianzas como estas permiten visibilizar nuestra labor, y esperamos que a futuro el Ministerio de las Culturas de Chile asuma que la residencia no es solo un programa o pasantía, sino una nueva manera de entender la producción artística”, afirma María José Cifuentes, directora de NAVE.
Pablo Saavedra, de Tsonami, agrega: “Es interesante la sola posibilidad de generar programas transterritoriales. Varios de los proyectos socios hemos colaborado y hecho cruces programáticos en el pasado, pero es la primera vez que estamos todos bajo el mismo contexto. En este sentido, creemos que es un programa que abre posibilidades, que genera la atmósfera necesaria para proyectos futuros, pero sobre todo que posibilita la investigación territorial poniendo sobre una mesa común problemáticas y maneras de ver desde distintos territorios”.
El FIFV y Tsonami, por su cercanía geográfica, han colaborado en proyectos donde la fotografía y el sonido operan como “interruptores para nuevas imágenes mentales”, según Rodrigo Gómez Rovira. “Pero no fue hasta este programa que pudimos encontrarnos de frente y recorrer juntos, lo que es un hito para nosotros”.
“En el mundo actual nos hemos ido dando cuenta de que todo es un sistema, al igual que un cuerpo humano. Esa mirada sistémica contemporánea abre estas nuevas puertas, que nos permiten colaborar entre disciplinas, territorios y miradas diversas, y eso es fantástico. Este programa, como ha ido en esa dirección, ha forzado a que entremos en esa nueva dinámica”, puntualiza.